El documento habla sobre un vecino que plantaba árboles en su propiedad sin regarlos. Esto hacía que las raíces crecieran más profundas en busca de agua y nutrientes. Los árboles crecieron más fuertes y resistieron mejor las tormentas. El autor aprendió que es mejor orar para que sus hijos desarrollen raíces profundas que les permitan enfrentar las dificultades de la vida con valentía en lugar de orar para que no las tengan.